Esta tarde espléndida del inicio del mes de junio quiero volver a hablar de la banda mítica alemana “Scorpions”, y rendir tributo a otro guitarrista del grupo, tras haberme referido tiempo atrás a su compañero y guitarrista solista Matthias Jabs.

Nuestro protagonista de hoy, Rudolf Schenker, nace en Hannover el 1 de agosto de 1948, por lo que se aproxima a los 71 años, siendo, el único componente de la banda de heavy “Scorpions” que permanece desde sus inicios, y ya van más de 50 años, con este universal nombre, si bien con anterioridad giraron con otras denominaciones como “Nameless”, o “The Scorpions”, hasta llegar al nombre definitivo por el que todos los conocemos. Rudolf Schenker ha participado en todas las grabaciones de la banda, récord que comparte junto con el extraordinario cantante, Klaus Meine.

Su infancia se desarrolló en una pequeña localidad, cercana a su ciudad natal, denominada Sarsted. Su contacto con la música fue precoz y sus buenas condiciones y aptitudes le valieron un regalo muy especial de su padre que marcó la trayectoria musical que estaba próxima a comenzar: una Gibson Flying V. Pocas veces un regalo dura para toda la vida pero en el caso de Rudolf bien puede afirmarse, no ya porque la guitarra fuese su inseparable instrumento sino porque la Gibson Flying V, en concreto, es la guitarra más asociada a su figura como gran guitarrista de Hard Rock.

Su adolescencia se desarrolla en los años sesenta, en un momento trascendental en la consolidación de la música Rock, momento en el que las bandas británicas invadían -como otrora sus ejércitos- buena parte del mundo ¡bendita invasión en este caso! Y… ¿acaso han dejado en algún momento de “bien-invadirnos” musicalmente?

Seducido por la música inglesa pero también por la americana y, en concreto por las canciones de Elvis Presley y Little Richard, que pegaban fuerte en esa época y ya con el veneno del Rock inoculado en su ser, Rudolf forma su primer grupo, con apenas 17 años. Estamos en 1965 y esa formación estaría llamada en pocos años a convertirse en Scorpions, la banda de su vida, y uno de los grupos que con letras de oro forma parte de la historia de la música Heavy. Pero no fue un inicio fácil, ya que la música propuesta por la banda no tenía, a diferencia del mercado anglosajón, un público estable que pudiera darle el impulso que necesitaba. Tocaba buscarse la vida y trabajar en otros ámbitos para disponer de ingresos para el día a día y algún ahorro para invertir en sus proyectos musicales. El buen Rudolf flirteó con la electricidad y la fotografía, pero estas “infidelidades” a la música serían meras aventuras comparadas con el amor para toda la vida que iba a comenzar a construir en Scorpions. La entrada del vocalista Klaus Meine, coincidente en el tiempo con la de su hermano Michael Schenker, a finales de la década de los sesenta, marcaría un antes y un después en la profesionalización y proyección de la banda. Hay que decir que antes de llegar Klaus, Rudolf se encargaba también de la voz, pero el impresionante registro del cantante alemán desplazó su prestación vocal a los coros, o a algunas participaciones como covocalista (en canciones como “Drifting Sun” o “They need a Million”, ambas del disco “Fly to the Rainbow”, en 1974), llegando a ser la voz principal en una canción de 1980: “Hey You”.

Como guitarrista tomó partido por la faceta rítmica, más propia de su registro compositivo, a diferencia de Matthias Jabs, que se inclinó por la faceta solista, formando un tándem bien reconocible durante los años ochenta en los que la banda ya era universalmente conocida y llenaba estadios con sus giras por todos los confines del mundo. No obstante, debe destacarse que algunos de los solos más reconocibles y reconocidos de la banda fueron interpretados por Rudolf: los de canciones tan emblemáticas como “Wind of Change”, “Still Loving You” o “Big City Nights”

Su talento compositivo se puso bien pronto de manifiesto desde el trabajo “Lonesome Crow”, álbum debut de “Scorpions”, publicado en 1972, y desde entonces no ha dejado de componer para la banda, si bien, en comandita con el cantante Klaus Meine, sociedad que tuvo su carta de presentación desde el trabajo “Fly to the Rainbow”, segundo álbum de estudio lanzado en 1974.

La verdad es que yo siempre he pensado que una canción o un libro debe ser patrimonio de un único creador, pero si uno echa un vistazo al catálogo de buenas canciones que el dúo Rudolf/Klaus ha puesto en circulación, ningún problema tengo en cambiar de idea (como bien dijo Groucho Marx: “si no le gustan mis principios tengo otros”. En esa selecta lista de canciones compuestas por el citado dúo estan: “Holiday”, “The Zoo”, “No One Like You” o “Still Loving You”; ¿alguien da más?

Un aspecto técnico destacable de este guitarrista y de la banda “Scorpions” es el uso de las “twin guitars”, consistente en que ambos guitarristas interpretaban a la vez un solo, o compartían fragmentos del mismo, técnica que fue más utilizada en los tiempos en los que Uli Jon Roth formaba parte de la banda, en el lustro de 1973 a 1978.

Sus guitarras son bien características. Además de la Gibson Flying V, tan espectacular con forma de flecha, que le hemos visto tocar en múltiples ocasiones, disponiendo, -¡atención!- de más de 200, siendo por derecho, en cantidad y calidad, el mayor coleccionista del mundo. También ha tocado una Dommenget Flying V acústica, una Ferrari VEE y la Scorpions VEE -ambas también de la marca alemana Dommenget-, una WFO Custom Guitars denominada “Scorpions/F1”, guitarra exclusiva, que resulta única y diferente por disponer de unos tubos metálicos conectados a una maquina de humo, y que Rudolf saca “a pasear” en los conciertos en vivo interpretando una canción mítica de la banda: “Blackout”, además de la personalizada Dean Schenker Brothers V”.

Si hablamos de amplificadores Rudolf ha tenido un “matrimonio” indisoluble con la Marca Marshall y bien que empasta con el sonido Gibson de su instrumento.

Scorpions es para mí un grupo especial, que marcó mi adolescencia con sus éxitos y que estimuló mi interés por la música, grupo al que me gusta regresar de cuando en cuando. La discografía de Scorpions ya fue tratada en la biografía de Matthias Jabs hace exactamente un año (1 de junio de 2018): juro que ha sido absoluta casualidad puesto que siempre escribo las biografías en el blog los viernes pero ayer un trabajo de mi doctorado en Derecho me impidió cumplir con mi apasionada costumbre bisemanal. Pero como hoy el protagonista no es otro que Rudolf, me gustaría recordar una canción genial interpretada en su introducción con guitarras acústicas, que descubrí en un VHS de la banda de finales de los ochenta (que se lo dejé a una chica de mi pueblo y… hasta hoy). ¡Qué gran tema! Acompañado por imágenes de carretera en la frenética gira de la banda: tantos públicos, tantas caras diferentes, tantos escenarios míticos, con el hilo conductor de este preciosa balada. La escucharé una vez más.

Más recientemente, en 2012, disfrute de la película “Ages of Rock”, protagonizada por Tom Cruise y entre muchas y buenas canciones de Hard Rock, la banda alemana tiene también su protagonismo en una escena de la parte final de la película con la canción “No One Like You”, cuya autoría corresponde a Rudolf y Klaus, como apuntamos antes.

También es justo decir que cuando escribí sobre el guitarrista Matthias Jabs, referí que cuando comencé a tocar la guitarra me gustaba tratar de emular el solo de Still Loving You, atribuyéndoselo al bueno de Matthias, quien firma buena parte de los solos del grupo, pero, en este caso, como también indicamos antes, fue Rudolf el intérprete de ese solo tan desgarrado y personal. Pero, por encima de todo, Rudolf es un guitarrista rítmico, figura no reconocida por el gran público que siempre se entusiasma con el guitarrista solista, y que, hoy quiero poner en valor, ya que lo primordial, mejor dicho, LO PRIMORDIAL, en una banda es EL RITMO, todo lo demás es maravilloso si la primera parte de la ecuación funciona; sin ritmo todo queda desdibujado. Se da la paradoja de que cuando el ritmo funciona pasa desapercibido y realza los solos, pero, eso sí, cuando el ritmo decae ni siquiera podremos prestar atención a los solos. Y además los acordes, la armonía en definitiva, son sin duda las fuentes de las que beben los compositores; y cuando quienes crean tienen el talento de Rudolf las canciones sólo pueden resultar exitosas, como exitosa es también su faceta empresarial, ya que como fundador de la banda, Rudolf, es el único dueño de la empresa Scorpions Musikproduktions- und Verlagsgesellschaft mbH, propietaria de los derechos del nombre Scorpions en Alemania, además de tener la marca registrada de “Wind of Change”, en este caso con el cantante Klaus Meine, toda vez que ambos son coautores de esa preciosa canción, de 1990, tan sintomática de los trascendentales cambios históricos que iban a llegar a la antigua Unión Soviética y a sus países satélites a principios de los años 90.

Querido Rudolf, han pasado 54 años desde que formaste “Nameless”, germen del “picotazo” universal de Scorpions, y, pese a que eres un “loco del futbol”, como yo, y que en tu adolescencia tuviste que decidir entre música y deporte, no podemos saber si tus prestaciones futbolísticas habrían podido dar para alcanzar un campeonato con el Hannover 96, el equipo de tu ciudad, o “a más a más” un título con la Mannschaft, pero lo que la música te ha dado, gracias a tu esfuerzo y talento, resulta equiparable a un gran triunfo deportivo. ACERTASTE: LA GUITARRA NOQUEÓ AL BALÓN.