En este comienzo de primavera voy a referirme a un guitarrista de Hard Rock que ha dejado en la memoria colectiva solos tan espectaculares como emocionantes: Saul Hudson. Nuestro protagonista nace en Londres el 23 de julio de 1965 por lo que cuenta con 53 años en la actualidad. Pese a que, como veremos, integró diferentes bandas, es mundialmente conocido por ser el guitarrista principal del grupo de Rock estadounidense “Guns N´Roses”.

Cuando apenas contaba con cinco años Saul fue a vivir con su madre a Los Ángeles (Estados Unidos), donde desarrollaría toda su preparación y exitosa carrera musical. Como buena parte de los grandes guitarristas modernos, Saul comenzó a tocar con 15 años, a una edad no muy temprana, gracias a la guitarra acústica que le regaló su abuela. Pocas veces un obsequio se convierte en razón de ser, en razón de vida, ya que el futuro músico Slash se pasaba prácticamente el día entero tocando (12 horas), lo que le hizo desatender sus estudios, pero su apuesta por la música era definitivamente irrenunciable, siendo su primer compañero de “armas” el baterista Steven Adler, quien, curiosamente, comenzó tocando la guitarra aunque con menos condiciones que Saul, lo que motivó que se orientara a la percusión (igual que hizo Alex Van Halen, como hablamos hace unas semanas en la biografía de su hermano Eddie Van Halen).

Su primera banda fue “Road Crew” formada con su amigo Steven Adler a la batería y, poco tiempo después, en 1985, ambos pasaron a formar parte, primero Steven y luego Slash, de la formación de su vida: “Guns N´Roses”, sustituyendo este último al guitarrista Tracii Guns. Por tanto, su entrada en el grupo resulta de hecho el billete soñado para el reconocimiento y la fama, puesto que fueron protagonistas directos de todos los exitosos discos que apenas dos años después comenzaron a editar. Su primer trabajo, “Appetite for Destruction”, en 1987, tuvo la friolera de 33 millones de copias, tres de sus canciones se colaron entre el top 10: “Welcome to the Jungle”, “Sweet Child o’Mine” y “Paradise City”, pero, por encima de todo hay que poner en valor que el álbum “Appetite for Destruction”es el disco debut más vendido de la historia, y el bueno de Slash contaba sólo con 22 años y apenas un tercio de su vida peleándose con las cuerdas de acero, eso sí, en una simbiosis perfecta de intensidad y talento. El extraordinario éxito de este primer álbum obligó a editar seguidamente, en 1988, un segundo trabajo titulado “G N´R Lies”. Ahora sí tocaba un respiro… o quizás no, ya que, aunque sus siguientes discos de estudio se graban en 1991, el grupo se embarca en una larguísima gira de más de dos años por 27 países promocionando esos dos trabajos que se publican en ese mismo año: “Use Your Illusion I” y “Use Your Illusion II”, obteniendo Slash en ese tiempo su nacionalidad estadounidense, país al que la mayoría de la gente le asociamos por más que sea inglés de nacimiento.

Tras la dilatada gira referida, en 1993 “Guns N´Roses” publican el álbum “The Spaguetti Incident?”, y un año después graban una versión de la canción de los Rolling Stones “Sympathy for the Devil” para la película “Entrevista con el vampiro”. El éxito del grupo no impidió que afloraran problemas entre sus componentes, y es que, a diferencia del deporte, en el mundo de la música resulta muy difícil que alguien pueda asumir una labor de dirección y gestión de egos. Axl Rose, el líder y cantante del grupo, no era precisamente el “pegamento” que pudiera recomponer las piezas -todas talentosas- de la banda, sino más bien lo contrario. Slash abandona “Guns N´Roses” en 1996, y el impulsivo Axl despide al baterista Matt Sorum -previamente había despedido al guitarrista Gilby Clarke, marchándose también el bajista original Duff McKagan-; en definitiva, Slash se va apenas una década después de sumarse al proyecto, pero, afortunadamente para los fans del grupo, habría una segunda sesión.

Estas bajas en la formación de “Guns N´Roses”, Gilby Clark y Matt Sorum, junto con el bajista Mike Inez y el cantante Eric Dover alumbran un proyecto estable: “Slash´s Snakepit”, lanzando el disco “It´s five o´clock Somewhere”, título que viene de una simpática anécdota que tuvo por protagonista, cómo no, al bueno de Slash: resulta que quiso tomar whisky en un establecimiento que sólo lo dispensaban a partir de las 5 de la tarde, y, claro, Slash le estampó al camarero: “son las cinco de la tarde en algún lugar” y, al parecer, el anónimo camarero se lo vendió. Seguramente desde su discreto lugar y vida corriente, sabe que ha sido pieza inspiradora del primer álbum de esta banda. El grupo, sin embargo, no tuvo la proyección exitosa que podía esperarse de la trayectoria y calidad de sus componentes por una cuestión de estilo; estamos finalizando el siglo XX y el Hard Rock ya no es vanguardia musical del momento.

Tras muchos cambios en la banda, en el año 2000 sale al mercado el trabajo titulado “Ain´t Life Grand”, cuya promoción fue de la mano de los incombustibles músicos de la banda ACDC, puesto que ambas formaciones compartieron gira, siendo una asociación ventajosa para el grupo de Slash que iba a difundir su música a tantos admiradores de varias generaciones del mítico grupo australiano formado en 1973.

Paralelamente a su trabajo en el proyecto de “Slash´s Snakepit”, nuestro guitarrista trabajó en otro proyecto, en este caso de Blues, denominada Slash´s Blues Ball, con el que hizo giras internacionales. Sus componentes, además de Slash en la guitarra, fueron: Teddi Andreadis (voz, armónica y órgano), Johnny Griparic (al bajo), Alvino Bennet (a la batería), Bobby Schneck (a la guitarra de acompañamiento) y Dave McClarem (al saxofón), formación estable, cuyo culmen fue sin dudas su actuación en 1995 en el Sziget Festival en la Isla de Obuda (isla fluvial del Danubio en Hungría), ante más de 200.000 personas, junto a músicos y grupos tan populares como Iggy Pop, Sonic Youth o Prodigy, entre otros. Curiosamente, el grupo nunca sacó un álbum, ya que interpretaba temas de otros artistas, y entre sus versiones estaba la tan conocida canción de Bob Dylan “Knockin´On Heaven´s Door”, a la que luego me referiré.

En 2004 comienza otro proyecto: “Velvet Revolver”, que se prolongará hasta 2008, en el que tras un largo y no muy fructífero casting de cantantes, se unió al proyecto Scott Weiland (una vez disuelto su grupo anterior, “Stone Temple Pilots”). Dos fueron los trabajos editados de “Velvet Revolver”: el primero “Contraband” y el segundo “Libertad”, nombre en español, en cuya portada aparece la reproducción de la imagen de un ángel rompiendo las cadenas (misma estampa impresa que aparecía en la moneda de 10 pesos que circuló por Chile en los años de la dictadura de Pinochet). Resulta cómico que con un proceso de selección tan minucioso para fichar a un cantante, acabaran despidiendo al elegido, Scott Weiland, por falta, al parecer, de suficiente compromiso con la exigencia del grupo, lo que definitivamente desactivó este proyecto.

Y llegamos al Slash solista, a partir de 2010, quizás por la dificultad de llevar adelante proyectos colectivos o por la reciente experiencia traumática con “Velvet Revolver”, pero lo cierto es que en plena madurez, a los 45 años, Slash encuentra su nueva escena en solitario, siendo su primer trabajo el álbum “Slash”, y pese a sus muchas colaboraciones el proyecto es personal y dirigido exclusivamente por él, que a esas alturas no es sólo un guitarrista de leyenda sino también un compositor de talento. El disco le lleva de nuevo de gira y aquí encontramos al Slash más libre que alterna canciones propias con viejos éxitos de la formación de su vida, “Guns N´Roses”, y también de “Velvet Revolver”.

Poco después, en 2012, y tras su exitosa puesta en escena, saca el álbum “Apocalyptic Love”, con muy buena acogida, destacando el sencillo “Anastasia”, con un directo que estira su duración con un solo majestuoso, iniciando seguidamente una nueva gira. A este trabajo seguiría un tercer disco, “World on Fire”, en 2014, cuyo sencillo del mismo nombre fue un nuevo éxito, y en la gira posterior seguirían sonando canciones emblemáticas de “Guns N´Roses”, en lo que que sería el preludio de su regreso a la banda, hace apenas 3 años, en 2016. Habían pasado 20 años de su salida, y se había consumido buena parte de la juventud de Slash y de Axl, y seguramente de su impulsividad y falta de temple, lo que facilitó su regreso, si bien Slash no ha abandonado su proyecto como solista, que trabaja paralelamente con el de “Guns N´Roses”.

Además de su intensa carrera musical en bandas y como solista, también ha colaborado con múltiples artistas, muchos del “palo” hispano, como Paulina Rubio o Marta Sánchez, con la que graba un tema del disco “Azabache” que formaría parte de la película producida por Quentin Tarantino titulada “Curdled”.

Mi contacto con la música de Slash fue al unísono del éxito de su trayectoria, puesto que los grandes temas de “Guns N´Roses” y del propio Slash forman parte de la banda sonora de mi vida. Si tengo que elegir un tema que me apetecería escuchar ahora sería precisamente su versión del tema de Dylan “Knockin´on Heavens Door”, que, -Dylan me lo perdone-, me gusta más que la versión original; aprovecho para escucharla a la vez que escribo.

La guitarra característica de Slash es la Les Paul Standard, guitarra pesada, en la que acceder a los trastes agudos resulta complejo por su estructura, pero que produce un sonido consistente como ninguna otra y máxime para el Rock duro. Dentro de esa marca, utiliza especialmente la Standard Gold´Top 90, y, por cierto, la que utilizó en el Use Your Illusion Tour fue robada y… hasta hoy (pero bueno, no será por guitarras…). No obstante, en la versión de la recordada canción de Dylan utiliza una guitarra Gidson EDS negra, con la que también le vemos pero en menor medida; siendo el primer músico que tiene una línea de amplificadores creados por Marshall, todo ello maridado con pedales y efectos múltiples, destacando el “Slash Wah”, pedal híbrido crybaby, wah/distorsión, desarrollado en una colaboración del guitarrista con Dunlop.

Segun mi opinión lo más característico y llamativo de su técnica es la limpieza y precisión de sus solos, espectaculares y vibrantes, con un dominio maestro de la distorsión y un toque personal tan característico que tod@s podemos apreciar. Si escuchamos un tema en el que toque Slash le reconocemos en seguida con su Les Paul. En parte me recuerda a Brian May pero no puede negarse que ambos guitarristas son sobradamente distintos en sonido y muy especialmente en la pulsación con la púa, pero muy similares en la profundidad de sus solos, en todo lo que dicen sin palabras (y eso que las palabras que sus respectivos grupos decían estaban cantadas por grandes cantantes como Freddie Mercury o el propio Axl Rose).

Entre sus múltiples colaboraciones hay que recordar la que tuvo con Michael Jackson. En 1992 ambos participaron en un concierto en el antiguo estadio Carlos Tartiere de Oviedo. Si ya de por sí fue sorprendente verlo en el escenario con Michael, ya que no lo acompañaba siempre, aún más fue encontrárselo en las calle del “Oviedo viejo”, solo, pero con arrestos para subirse a tocar con un grupo ovetense que estaba comenzando su carrera, “Stormy Mondays”, con los que tocó unos veinte minutos en uno de los chiringuitos de la Fiestas de San Mateo y dejó un recuerdo que no es leyenda. Esa extraordinaria experiencia para el grupo de Rock ovetense fue un gran estímulo para su progreso, al punto de que poco tiempo después colaboraron con grandes estrellas como Elliot Murphy y llegaron a tocar con el mismísimo Bruce Springsteen en el Festival Light of Day en New Jersey, sin olvidarnos de que consiguieron ganar un concurso de la NASA para que una de sus canciones sonara en la despedida de un transbordador espacial, el “Endeavour”. No sé si Slash se podrá acordar de su participación en el concierto sanmateíno con unos Stormys adolescentes, pero ellos siempre se acordarán del gran Slash. ¡Quién sabe si no se escapará otra vez por las calles de Oviedo!