Este anochecer y desde una ubicación inusual, Madrid, en la que estoy “velando armas” para asistir al ISDE Sport Convention, -un evento mundial que aúna Deporte y Derecho-, voy a comentar la trayectoria del músico sevillano Vicente Amigo Girol, nacido en la localidad de Guadalcanal el 25 de marzo de 1967, por lo que ya tiene 52 años cumplidos, muy bien llevados por cierto, y una carrera musical al alcance de muy pocos.

El protagonista de hoy comienza a la insultante edad de 8 años a tocar la guitarra española, precocidad que en el mundo del Flamenco resulta bastante habitual, recibiendo clases de prestigiosos tocaores como “El Tomate” y “El Merengue”, y posteriormente de Manolo Sanlúcar.

Su salto de calidad como impulso a una prometedora carrera se produce al ganar el Primer Premio del Festival Nacional del Cante de las Minas de la Unión, en la especialidad de guitarra, en 1988, preludio de una nueva victoria en el siguiente año en el Concurso Internacional de Extremadura, y de la obtención en el año siguiente, en 1989, del prestigioso premio nacional Ramón Montoya, en este caso en la especialidad de guitarra de concierto.

Con estos avales, el joven Vicente consigue grabar su primer trabajo apenas dos años después, en 1991, titulado “De mi corazón al aire”, álbum que también “cayó de pie” al obtener dos importantes premios de los medios de comunicación: el “Ícaro” de Diario 16, y “El Ojo Crítico” de Radio Nacional de España; nuestro laureado maestro contaba apenas 24 años.

El reconocimiento de su talento y creatividad, unido a la apertura de los flamencos de hoy a las colaboraciones con otros músicos de diferentes estilos, propició su actuación en el Festival Internacional de “Leyendas de la Guitarra” con primeros espadas de la música como Bob Dylan, Keith Richards, Joe Cocker, o guitarristas tan extraordinarios como Paco de Lucía, Phil Manzaneda o Jack Bruce, entre otros.

Sus premios y galardones en festivales a los que sigue presentándose le abren las puertas a realizar giras internacionales para presentar sus composiciones e interpretaciones por lugares tan dispares como Japón, Italia, Francia o Portugal.

Son muchas las colaboraciones que ha realizado con leyendas de la guitarra, pero quisiera destacar la de 1993 con John Mclaughlin, Al Dimeola y Paco de Lucía en la Plaza de Toros de Lisboa en el concierto “Mestres Da Guitarra”; ya que hoy estamos en “modo deporte” por el Congreso de mañana, estos cuatro caballeros a los mandos de la guitarra pueden compararse con, -digamos-, Cristiano Ronaldo, Messi, Neymar y en el lugar del joven prometedor, cuyo papel representaba en ese concierto Vicente Amigo, colocaríamos a Mbappé: una constelación de estrellas al servicio, unos de la música que llega al alma, y otros al de las emociones del balón que también nos hacen vibrar; eso sí, con la salvedad de que con la música nunca perdemos, sólo podemos ganar en sensaciones, sentimientos y experiencias.

Su segundo disco titulado “Vivencias Imaginadas” se hizo esperar, ya que se publica en 2005 (cuatro años después de su primer trabajo); en él destaca la introducción de un instrumento de viento metal como es la trompeta que irrumpe en el álbum como un componente flamenco más (igual que el cajón de percusión que hizo popular en este estilo el gran Paco de Lucia, tal y como apuntamos en su biografía tratada hace algunos meses en este blog).

En una tesitura más intimista Vicente publica en 1997 “Poeta”, obra basada en la obra de Rafael Alberti, inicialmente titulada “Concierto Flamenco para un Marinero en Tierra”. En este intercambio de estilos tan enriquecedor resulta interesante apuntar que esta obra ya había sido estrenada cinco años antes, en 1992, por parte de la Orquesta Sinfónica de Cuba, dirigida por una leyenda de la guitarra clásica: Leo Brower, uno de los primero autores a los que dediqué un apartado en esta sección. Vicente Amigo conmovió al gran poeta, Alberti, que llegó a decir de él estas sentidas y orgullosas palabras: “A través de mis textos, Vicente Amigo, este increíblemente joven compositor y guitarrista, cuya breve carrera está ya repleta de premios, ha sabido trasladar a la música todo el latido y temblor de mis versos”. Esta obra tuvo un recorrido aún mayor al ser representada, ya en 1998, por el Ballet Nacional de España.

En ese año 1997, el de la publicación del álbum “Poeta”, Vicente Amigo fue coronado con los Premios al Mejor Autor Flamenco, concedido por la AIE (Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes de España), y Mejor Compositor Flamenco de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), dúplica de premios que repetiría en 1999.

En esa segunda parte de la década de los noventa colabora con Enrique Morente, en su trabajo “Omega” (1996), componiendo e interpretando a las seis cuerdas el disco de José Mercé, “Del Amanecer” (1998).

En el año 2000 aparece un nuevo trabajo, “Ciudad de las ideas”, que le reportaría su premio más internacional: un Grammy al mejor álbum flamenco (en 2001), reconociéndolo igualmente a nivel nacional con un Premio Ondas en 2002. Por estas fechas, como luego precisaré, fue cuando comencé a escuchar a este maravilloso y hechizante guitarrista.

Su siguiente disco se hizo esperar un lustro, llega en 2005 con el nombre de “Un momento en el sonido”, disco premiado como mejor disco flamenco por el diario digital Flamenco Blues, sus giras se abrieron paso por países de la Europa del Este, Alemania, Holanda, países hermanos y de profundo amor a la guitarra como México, e incluso lugares tan alejados geográfica pero sobre todo culturalmente como China.

Tras haber colaborado en conciertos y grabaciones con artistas mundialmente conocidos o muy populares como Sting, Alejandro Sanz, Nacho Cano o Miguel Bosé, -entre muchos otros-, hora era que, en justa reciprocidad, por fin otros grandes de la música pusieran su aportación y talento al servicio de Vicente Amigo. Y ocurrió en 2009 con su disco “Paseo de Gracia”, al que se unen Alejandro Sanz, Enrique y Estrella Morente, y la Niña Pastori; a estas “alturas de la película”, bien puede decirse que fue un honor para ellos sumarse a un proyecto de un destacado y reconocido artista como Vicente Amigo.

Su discografía se completa con los siguientes trabajos: “Vivencias (La Obra Completa de un Genio)” (2010), Tierra (2013) y “Memoria de los Sentidos” (2017).

Amigo apuesta por integrar estilos. Otra vez se repite la historia de un guitarrista de formación definida, en este caso, de estilo flamenco, que abre su abanico creativo e interpretativo a otras músicas, otros instrumentos, otras tendencias. Esta frase del propio Vicente resulta bien clarificadora: “Las músicas se mueven por unos campos inabarcables y todas pueden ser hermanadas con respeto, rigor y conocimiento. Yo parto del flamenco y me gusta a acercarlo a otras manifestaciones musicales para hallar la emoción, aunque siempre procuro no desvirtuar a ninguna de ellas”.

Si tuviese que destacar tres de sus piezas, me inclinaría por “Querido Metheny”, del álbum “Vivencias Imaginadas”, “Paseo de Gracia”, incluido en el disco con el mismo título, y “Tres Notas Para Decir Te Quiero”, del álbum “Ciudad de las Ideas”; esta última con una estructura de aparente sencillez, escoltada con una elegancia acentuada, con el sonido metálico y consistente de esa pulsación flamenca tan característica en la que la mano derecha trabaja próxima al puente con las cuerdas más tensionadas.

Infelizmente hay un fragmento de una canción de Vicente Amigo que no he conseguido localizar, ni siquiera soy capaz de recordarlo en estos momentos; sin embargo estoy convencido de que si lo escuchase de nuevo lo identificaría con seguridad, y, “como no hay mal que por bien no venga”, será genial “infiltrarme” buenas dosis de su música hasta que dé con él, con ese trabajo instrumental que creo que se corresponde con el primer lustro de este milenio, cuyo título nunca supe pero es sólo cuestión de escuchar y escuchar hasta “atrapar la pieza”. Sí recuerdo a un músico con el que coincidíamos en los Locales de Ensayo del Centro de Música Joven “Pedro Bastarrica” en Oviedo, que, por las fechas que ubico esta pieza (en torno a 2003 ó 2004, quizás algo más tarde), me hablaba de este extraordinario guitarrista. Y un buen día leyendo la prensa asturiana descubro una noticia sobre este músico, llamado Pablo Canalís, con el que alguna vez intercambié unas amigables palabras en los pasillos de los locales de ensayo, que había publicado un libro que trataba sobre multitud de diferentes y extraños instrumentos musicales de todo el mundo (lo que explica que ni siquiera tenga asociado a este músico y escritor ningún instrumento en concreto, puesto que es multi-instrumentista); pero lo cierto es que este chico no sólo tenía buen gusto y “elegante paladar musical” traducido en su admiración por Vicente Amigo, sino que era además un músico con importantes conocimientos de instrumentación universal, amante del encanto experimental de mezcla de estilos y sonidos, sobre el que Vicente Amigo tiene mucho que decir, puesto que ha elevado esta propuesta a la realidad de sus discos y calidez de sus conciertos, propuesta que no deja de ser innovadora y arriesgada -máxime viniendo del mundo del Flamenco-, y que ha resultado exitosa (como también lo fue la llevada a cabo por Paco de Lucía en esta tesitura flamenca, y más anteriormente con la mixtura entre Rock y música afrocubana del gran Carlos Santana).

Las guitarras de Vicente son españolas flamencas -cuyas diferencias- con la españolas clásicas ya tuvimos oportunidad de tratar en la biografía de Paco de Lucía-, siendo muy característica de Vicente una construida por Manuel Reyes en 1992, y también una Lester Devoe de tapa de cedro de 2003, habiendo puesto en 2013 en manos de un luthier mexicano, Francisco Navarro y de su hijo Marlon, tras varios años de experimentación, un proyecto de guitarra personalizada que complementará a sus instrumentos anteriores, habiendo participado activamente Vicente en el diseño y fase de construcción; la idea era la de lanzar una edición limitada de guitarras marca “Amigo” (en la web oficial del músico hay un apartado específico de “guitarras” en el que puede recabar más información vía mail).

Y llegamos al final de este agradable viaje -y no es una metáfora, ya que estas últimas líneas se escriben en el viaje de regreso a Oviedo desde Madrid, y otra vez siento el poder de inspiración que transmite la música de este talentoso intérprete, aún muy joven, con una trayectoria no muy prolífica pero tremendamente sólida: Vicente, has llegado muy lejos, tienes el reconocimiento del “Sanedrín” del Flamenco y del gran público, algunas de tus composiciones tienen una admiración universal, pero estoy seguro de que lo mejor, tu mejor “toque” en una pieza que en algún lugar se está gestando, aún está por llegar.